lunes, 25 de febrero de 2013

Paris. Montmartre-Abbesses

De Paris se pueden destacar tantas cosas que hemos optado para empezar por lo más humilde, pero lo que más nos gusta: el pequeño rincón trasero de Montmartre, en torno a la plaza de las Abadesas o Abbesses.
Montmartre es uno de los destinos típicos de París; casi todos los que acceden a él por primera vez lo hacen teniendo ante ellos la espléndida vista de la escalinata y la basílica del Sacre-Coeur. Allí pueden encontrar el Montmarte que acoge el turismo masivo, con muchos establecimientos de restauración rápida y un sinnúmero de supuestos artistas dispuestos en la Place du Tertre a convertir el arte del retrato en un competidor del 'fotomatón'. Pero la montaña 'bohemia' de París también tiene otros accesos, y el que mejor enlaza con su ya perdido espíritu es el que se hace a través de la Place Pigalle y el Boulevard de Clichy. Es la zona del 'Moulin Rouge', del 'Bateau-Lavoir', de la sordidez callejera y del viejo París cosmopolita y romántico.

Nombre: Montmartre-Abbesses. 
Ciudad: París.
Región: Paris-Îlle-de-France
Localización:48.884134, 2.338582
Distancia a la frontera (La Jonquera): 882 km
Contacto: Syndicat d'Initiative de Montmartre. catherine@montmartre-guide.com
Mejor no perderse:
- los innumerables pequeños bistrós de todas las partes del mundo que pueden encontrarse.
- las cafeterias y tiendas de alimentación.
- el museo de Montmartre
Ruta asociada: la ciudad de París
En las proximidades
- Basílica del Sacre-Coeur
- Cementerio de Montmartre
 Especialidades regionales: el pan, los croissants, el queso Vieux Boulogne, los profiteroles, la tarta Paris-Brest.
 Soles Out of France:   
Ya hemos dicho que nuestra propuesta no se refiere a lo más lucido de París. La zona de Pigalle ha sido tradicionalmente el refugio de la prostitución callejera y la noche más 'canalla'. Algo de eso aún queda, con teatros, discotecas y cafeterías donde los noctámbulos arrastran las horas hasta hacerlas interminables. Pero ya nada es lo que era, y Pigalle se ha visto invadida por hordas de turistas que acceden al espectáculo del Moulin Rouge detrás de su guia y con los tickets comprados por Internet. Hasta el turismo familiar puede pasearse por allí sin temor a ser molestado.
Pero no es Pigalle o los bulevares que separan Montmartre de Paris lo que nos interesa. Lo mejor son las callecitas que uno encuentra un poco más arriba. Las que rodean la iglesia de Sant Jean de Montmartre (un interesante resto arquitectónico del poco estético racionalismo de los años veinte) y la estación de metro de las Abbesses.
Es como un pueblecito muy cercano al corazón de París. Allí el ritmo cambia, y uno encuentra el tradicional ambiente parisino de jóvenes venidos de todas las partes del mundo, pequeños apartamentos y negocios que desbordan la noción de 'diversidad cultural'. Todo es francés y cosmopolita al mismo tiempo. En poco más de seis calles uno puede degustar comida chilena, húgara, española, caribeña o tibetana sin repetir obligatoriamente durante muchos días. Es una vuelta al mundo que se completa con tiendas de vinos, de quesos, de comida preparada, librerías y especialistas en decoración, todo en formato de bolsillo.
Por aquí andan también la última viña que mantiene el ayuntamiento para evocar lo que fue durante mucho tiempo la principal ocupación de los vecinos de Montmartre, el Moulin de la Galette, donde se ofrecían bailes inmortalizados por los impresionistas, el recuerdo del 'Bateau-Lavoir', miserable edificio donde pintaron Picasso y muchos de sus contemporáneos (desgraciadamente desaparecido en un incendio en 1970), y el museo de Montmartre, alojado hoy en una casita que fue morada de un artista de la troupe de Molière y donde se alojaron Utrillo, Suzanne Valadon, Dufy o Renoir.
No sabemos si os gustará, pero a nosotros nos encanta.

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